Juegos que cambian las vidas de laa personas con discapacidad

22.06.2015 10:17

Aprender a hacer el nudo de los zapatos es una tarea que le cuesta aprender a un niño, de 2 a 4 años. Una persona de 40 años con síndrome de Down confunde el orden de sus pies y es posible que utilice las medias por encima.
Basada en esas y otras necesidades, Andrea Rodríguez, una diseñadora industrial de 27 años decidió un día, y luego de largas tardes jugando con una menor en condición de discapacidad mental, crear juegos didácticos que no solo divirtieran sino también enseñaran. "Nació como mi tesis. Tengo una vecina con síndrome de Down y la conozco desde que tenía 2 años. Basada en mi relación con ella y en muchas investigaciones hice mi programa de grado en un sistema pedagógico que ayudara a la población en condición de discapacidad", recuerda la profesional, quien ha recibido honores por su iniciativa de las manos del mismo presidente de la República, Juan Manuel Santos.
Una figura de madera tiene seis palos en relieve que sobresalen de su estructura. Tienen dibujos característicos de una 'pinta' completa: pantalón, camiseta y zapatos. Cuando se levantan renace del fondo una figura en calzoncillos y medias.
"Con este juego las personas con síndrome de Down aprenden a vestirse de forma correcta", agrega Andrea mientras pone las fichas en su lugar y habla con Lucila, su mamá y Jenny, su hermana, quienes la ayudan en su taller.
En otra esquina de su taller, ubicado en su vivienda en el barrio Villas del Madrigal, en Engativá, una tabla soporta una serie numérica. "Uno, dos, tres, cuatro, cinco...", se escucha al fondo del lugar mientras unas manos arrugadas sostienen los números pintados en un rojo escarlata profundo. "Son personas con alzhéimer. El juego les permite recordar el orden de los números", dice.
Creo juegos para personas en condición de discapacidad auditiva y visual. No solo se divierten, también desarrollan sentidos que creían desconocidos.
Ha recibido varios reconocimientos nacionales. Homenajes por su valiosa idea de emprendimiento. Sin embargo, sus creaciones se acumulan en un estante de su fábrica porque no recibe el apoyo que merece una idea de tal envergadura. "Las personas que conocen los juegos y tienen familiares en condición de discapacidad vienen y los compran. Pero comercializarlos ha sido difícil", finaliza Andrea, que con sus propias manos revisa cada uno de los juegos que les cambian la vida a las personas que los utilizan.

Fuente: VÍCTOR HUGO GORDILLO BOLÍVAR
Periodista Citynoticias